domingo, 7 de abril de 2013

Los lugares con mas misterio de España


1. El hospital del Torax


Fenómenos paranormales, ritos satánicos, suicidios, restos humanos. El misterio y la leyenda dejan huella en la mayoría de ciudades y pueblos de todo el mundo, raro es el lugar donde no hay una casa supuestamente maldita o un lugar concreto donde la leyenda está presente.

En Terrassa tenemos uno de esos lugares, concretamente en las a fueras de la ciudad, en la carretera que va hacia el termino municipal de Matadepera, municipio que colinda con Terrassa.



2. Belchite


Belchite, uno de los lugares que durante la guerra civil sufrió la barbarie de la desgracia.

En tiempos de la batalla, miles de cadaveres se amontonaban en las calles y un gran resíduo energético pulula desde entonces por el lugar.


3. Ochate


Ochate es un pequeño pueblo burgalés, en el condado de Treviño que se encuentra abandonado, sin saber desde cuando lo está y que adquirió hace unos años fama de registrar fenómenos paranormales.

Segun algunos expertos, Ochate significa puerta de los espíritus.





4. El fuerte de San Cristobal

No llegó a usarse como fortaleza militar, sino que fue usado desde 1934 hasta 1945 como penal militar. Los presos que se encontraban en esta fortaleza tenían unas condiciones de higiene pésimas. A muchos se les anunciaba su puesta en libertad y cuando iniciaban el descenso del monte eran abatidos.

Se convirtió en un Sanatorio Penitenciario contando desde el 1 de enero de 1937 hasta el 6 de julio de 1945, con la muerte de 305 presos. Las causas eran variadas, muchas de ellas estaban relacionadas con la tuberculosis como la anorexia y los paros cardíacos  otras muertes estaban relacionadas con los traumatismos o fusilamientos.

5. Las caras de Bélmez

Las caras de Bélmez son un fenómeno que se produce desde 1971 en el suelo de la casa de Calle Real, número 5 (recientemente, la calle ha recibido el nombre de la dueña de la vivienda, ya fallecida) (María Gómez Cámara 1918 - 3 de febrero de 2004, a los 85 años), Bélmez de la Moraleda (Jaén, España). Desde adeptos a la parapsicología se ha considerado este suceso como «sin duda, el fenómeno paranormal más importante de este siglo» (por el siglo XX).



viernes, 5 de abril de 2013

La chica de la curva


La autoestopista fantasma o muerta de la curva es una leyenda urbana. Al igual que la mayoría de estas historias, no tiene un origen definido y está dispersa por una extensa área geográfica.

Aunque hay muchas versiones del relato, todas coinciden en que gente viajando en vehículos se encuentra con autoestopistas que luego desaparecen sin explicación alguna, generalmente en el propio vehículo en movimiento.


La leyenda cuenta que una joven vestida de blanco con un vestido rasgado (a veces de novia y otras de luto) se manifiesta frente a los viajeros a la vera de los caminos, por lo general cerca de una curva peligrosa. Les pide a éstos que la lleven; cuando sube, se dice que transcurre un tiempo en absoluto silencio hasta que ella, misteriosamente, desaparece del vehículo en movimiento.

Se suele contar luego que el viajero termina enterándose que la mujer había muerto en un accidente o de alguna forma trágica. La versión que la viste con traje de bodas afirma que murió con su novio.

El propósito de la aparición varía: en ocasiones, alerta al conductor sobre una curva peligrosa, precisamente aquella en la que murió; otras veces, causa la muerte del conductor, al no alertarle del peligro de la curva.

En España, esta leyenda ha sido tratada por el conocido programa de misterio "Cuarto Milenio":
http://www.youtube.com/watch?v=xWY3PTIYQmg

lunes, 1 de abril de 2013

Los cuadros de los niños llorones


Los niños malditos

Bruno Amadio, un pintor que pasó sus días con más pena que gloria y al que le ha sobrevivido una leyenda negra y oscura. Su colección “Los niños llorones”, dicen que está maldita, que sus cuadros son una puerta para pactar con el diablo y que terribles desdichas recaen en todos aquellos que se atreven a colgar uno de esos óleos en las paredes de su hogar.
Uno de los cuadros más famosos de la serie de Bruno Amadio



El pintor

Poco se sabe de éste personaje y los datos que se pueden encontrar son más que confusos. Amadio nació a principios del siglo pasado en Venecia, fue fascista y conservador y, cómo no, un fiel seguidor de Mussolini. Se cuenta que participó en la II Guerra mundial y que fue en ésta donde comenzó a pintar los cuadros malditos, la serie a la que llamó “Los niños llorones”.
Bruno Amadio

En dichos cuadros, Giovanni Bragolin, pues con este nombre firmaba sus trabajos, pretendía mostrar el horror de la guerra en las lágrimas de esos niños desdichados y huérfanos, símbolo más que gráfico de las desgracias que dejaba el conflicto bélico allí por donde pasaba.

Cuenta la historia que Bruno Amadio pintó un total de 27 cuadros en esta serie y que todos los niños vivían en orfanatos o casas de beneficiencia.

Al finalizar la guerra, Amadio se traslada a vivir a España; primero a Sevilla, donde pasa varios años de su vida y más tarde a Madrid, donde se le pierde totalmente el rastro.




La leyenda negra

Al igual que su vida, la leyenda que le acompaña también tiene un origen incierto. Según cuenta la versión más extendida, Bruno Amadio, harto de ser un pintor de tres al cuarto, pactó con el diablo para poder tener la fama y el reconocimiento que se merecía. (No se sabe a qué precio). La cuestión es que, de la noche a la mañana, sus cuadros se hicieron muy populares y a mediados de siglo eran un tesoro preciado del que se hacían cientos de reproducciones todos los años. A más de uno les sonarán las caras de estos niños pues más de una de nuestras abuelas seguro que lució una de estas copias en el salón. En algún lugar debió de ocurrir un incendio en el que lo único que se salvó fue el cuadro del niño llorón y aquí fue donde se desencadenó la leyenda que conocemos hoy en día. Las casas donde se cuelga uno de estos originales arden en llamas y son fuente de misteriosos poltergueist y fenómenos extraños.




En una de las versiones de la leyenda urbana se cuenta que el primer cuadro que pintó Bruno, se quedó en el mismo orfanato de dónde era el niño retratado y que dicho orfanato ardió hasta los cimientos a los pocos días, todos murieron abrasados, incluso el propio niño que fue pintado por Amadio en el cuadro que, misteriosamente, fue el único objeto que no fue pasto de las llamas. De esto modo, el espíritu del niño quedó atrapado de algún modo en el lienzo que arrastraría la terrible maldición por el resto de los días. Personalmente, ésta versión que ronda por la red me parece una invención folklórica, pues ya se sabe lo que pasa con este tipo de leyendas en las que los dimes y diretes las van redondeando para rodearlas del entorno más macabro posible.

En fin, al final de los años setenta la leyenda se extendió como la pólvora y los testimonios sobre la mala suerte de todos aquellos que poseían uno de los cuadros de la colección se multiplicaban por momentos. Nadie quería tener uno de estos cuadros en su casa y las copias dejaron de realizarse por falta de pedidos, “por si acaso”, todos fueron descolgando sus cuadros y arrinconándolos en los desvanes si no deshaciéndose de ellos lo más rápido posible.



Cuentan, que en determinadas fechas, si uno se ponía delante del niño llorón podía pactar con el diablo, y éste te podía mirar directamente a los ojos a través de los enrojecidas y llorosa mirada del niño.